Dejábamos atrás dos duros días de festival para comenzar la segunda parte del Resurrection Fest. Un viernes que prometía porque, como cabezas de cartel de la tercera jornada teníamos a nada más y nada menos que Slipknot. Por ello, nos íbamos a tomar la mañana con cierta calma para no agotar toda nuestra energía antes de llegar al recinto. Había salido un día perfecto en el que disfrutábamos de buena temperatura y que invitaba a estar relajados hasta la apertura de puertas.
DÍA 3 – VIERNES 30
Aterrizábamos en el nuevo Boulevard del Resu dispuestos a comenzar la jornada con Megara, que abría el escenario principal pasadas las tres de la tarde. Un setlist bastante cortito ya que no tenían mucho tiempo pero que sonó intenso desde que comenzó y con un despliegue de energía sobre el stage que sorprendió a los más madrugadores. Vukovi y los japoneses Paledusk se solapaban algo más tarde en diferentes escenarios, así que el público tuvo que dividirse. Nos habían contado maravillas sobre Paledusk así que había que comprobarlo. Y así fue, un concierto súper eléctrico y una banda que se deja la piel en sus bolos. Muy recomendables ya que incluso sin conocerlos, son un grupo que engancha desde el principio. Merece la pena acudir a su show e investigar más sobre ellos.
Foto: Paledusk
Haciendo pequeñas paradas para recuperar fuerzas e hidratarnos, nos daban las siete de la tarde, hora en la que Nervosa se convertían en las protagonistas en el Ritual Stage. Prika Amaral llegó como siempre sonriente y dispuesta a ofrecer un show a la altura de lo que se espera de esta banda de origen brasileño. Buena ejecución, gran interacción con el público y un sonido genial así como la voz de Prika, controlada a voluntad. Una buena dosis de thrash metal en vena que entraba a la perfección a esa hora de la tarde.
Foto: Nervosa
Después de ellas, los incansables Fever 333 se hacían con el festival. En un show en el que ninguno de los componentes del grupo paró ni un solo segundo, disfrutamos de buena música, buen espectáculo y un montón de estímulos: Jason di el do de pecho ya no solo a nivel musical, con una voz que no se vio en ningún momento afectada por su imparable actividad, sino también como actuación, ya que continuamente interactuaba con el público e incitaba a que los seguidores participasen. Escalando, lanzándose a la muchedumbre y con un sinfín de sorpresas, Fever 333 fueron una de las formaciones que más animó el cotarro a lo largo de todo el Resu. Un espectáculo brutal y difícil de olvidar.
Foto: Fever 333 – Resurection Fest
Papa Roach y Employed to Serve se solapaban algo más tarde en el Main y el Ritual respectivamente. En este caso, no quisimos perder la oportunidad de poder ver a unos de nuestros ídolos de la adolescencia y nos acercamos hasta Papa Roach. El concierto fue súper emocionante para todas y todos aquellos que habían crecido con ellos. Un show increíble y un grupo por el que parece que no pasan los años; unas canciones llenas de nostalgia que nos llegaron a lo más profundo (¡no vamos a ponernos demasiado sensibles pero sí un poquito!). El cierre apoteósico por calificarlo de alguna manera fue con “Last Resort” coreada por absolutamente todo el recinto. Se nos pusieron los pelos de punta.
Foto: Papa Roach – Resurrection Fest
Más tarde, los brutales Meshuggah se hacían con el Ritual Stage ofreciendo un concierto de un nivel superior. Estos chicos nunca defraudan y aunque su tarea no era fácil al tratarse de una jornada con muchas bandas grandes, demostraron su calidad y encandilaron al público allí presente.
Y se avecinaba el apocalípsis: un Resurrection Fest abarrotado, por el que apenas se podía transitar para llegar de un escenario a otro, gente con disfraces y máscaras, nervios… Y es que Slipknot rondaba la zona y quedaba muy poco para que se subiesen al Main Stage. Gritos, aplausos y, en general, fans con muchas ganas de ver a la banda de Iowa en directo incluso con las ausencias que se han producido este verano en su formación. Exitazos con “Psychosocial”, “Surfacing” o “People=Shit” dejaron casi llorando a los miles de seguidores que llenaban el recinto y cantaban cada uno de los temas a pleno pulmón. Un Corey Taylor que agradecía infinitamente la brutal acogida que habían tenido en Viveiro y recordaba su última visita a la población gallega hace unos pocos años. Con la sorpresa de “Snuff” en el setlist por petición popular, Slipknot se metió a todo el mundo en el bolsillo en lo que resultó ser una noche mágica. Una barbaridad de concierto que nos dejó exhaustos para irnos a dormir con una sonrisa en la cara. Hay muchas ganas de volver a verles, ya que siempre son garantía de disfrutar al máximo en cuanto a calidad, buen espectáculo y clásicos que todos conocemos.
Foto: Slipknot – Resurrection Fest
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