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DÍA 1: MIÉRCOLES 7
Brutal Assault, un festival cuyo nombre describe a la perfección todo lo que podemos encontrar en él: música extrema, buen ambiente, personas variopintas, disfraces, espectáculo y un montón de actividades complicadas de hallar en otros eventos de este tipo. Teníamos muchas ganas de visitar Jaromer, localidad en la que se celebra el festival Brutal Assault desde hace ya unas cuantas ediciones, más concretamente en la fortaleza de Josefov, en República Checa.
Es un festi completamente distinto a muchos otros ya que ofrece actividades paralelas de todo tipo dentro del propio recinto como una sala de cine, bares de varios tipos –de cerveza, de absenta, cafés de autor, té selecto– así como unos food tracks alucinantes que van desde comida casera en puchero que venden a peso –patatas asadas, carne, verduras, arroz, etc.– hasta gastronomía de otras partes de mundo –comida mexicana, india, japonesa– y alternativas veganas o adaptadas a celiacos. La verdad que todo es muy completo y cuidan hasta el más mínimo detalle. Además, en cuanto a alojamiento, transporte y parking, también ofrecen un montón de opciones ajustadas a diferentes presupuestos, haciendo del Brutal un festival para todo tipo de públicos y bolsillos.
Pero vamos a ir al grano, a lo importante: la música. En esta edición número veintisiete teníamos una cantidad inmensa de grupos para ver y eso es lo que precisamente íbamos a hacer durante cuatro días y, si el cuerpo nos aguantaba, unirnos a la afterparty oficial celebrada el domingo día 11 en Praga, con más bandas y unas horas extra de festival por si nos habíamos quedado con las ganas.
Por lo que hemos podido ver, los checos son muy madrugadores y el Brutal tiene un horario destructor: para las diez y media ya comienza el jaleo en los escenarios principales del festi. Sin embargo, el miércoles, primer día de BA, iban a ser un poco más permisivos y comenzaría para las once y media de la mañana con Skeletal Remains, durante media hora para ir calentando motores.
Entre los escenarios Marshall y Sea Sheperd, los main stages, colocados uno junto al otro, se iban a repartir un buen puñado de bandas durante las primeras horas de festival: Exumer, los belgas Evil Invaders con su mezcla de thrash y speed metal, o Severe Torture. Después, comenzarían cositas más golosas como Sylosis, con el carismático Josh Middleton al frente, Terrorizer o Grand Magus.
Mientras, los brutalísimos Humanity’s Last Breath estarían detonando el Obscure Stage, ya que eran el primer grupo en tocar en este escenario durante todo el festival. Una banda que nos pone los pelos de punta con su excelente interpretación musical y la tremenda voz de su frontman Filip Danielsson. Sin ninguna duda, esta banda dará mucho que hablar ya que, aunque ya destacaban bastante dentro de su género –lo podemos catalogar algo así como death metal progresivo–, este verano lo están petando allá donde van.
Foto: Humanity’s Last Breath
A continuación, Hirax, Finntroll y Misery Index irían dándose el relevo en ese mismo escenario mientras que The Black Dahlia Murder conseguían un llenazo absoluto en el Sea Sheperd. Y lo vemos normal porque son otro de esos grupos, al igual que Humanity’s Last Breath que están reventando festivales este verano, a pesar de llevar ya bastantes añitos sobre los escenarios. Después, vendrían Red Fang y toda su energía para dar un poco de caña al público que andaba por allí remoloneando a eso de la media tarde, para pasar rápidamente a Spiritbox y ese vozarrón que maneja Courtney LaPlante.
Foto: The Black Dahlia Murder
La verdad que, a pesar de que hace un tiempo no le veíamos del todo la gracia a Spiritbox, pues nos resultaba una formación un tanto plana y que no ofrecía nada demasiado distinto a otros grupos, actualmente la banda canadiense nos gusta más y más. Le echan ganas, han ido poniendo empeño y han trabajado duro para ganarse a su público, y les está funcionando. Un gran concierto al que pusieron el punto final con “Holly Roller”, su tema más conocido.
Foto: Spiritbox
Y mientras Srefa, Vltimas y Solventis hacían de las suyas en otros stages, llegaba la hora de una de esas bandas que más esperábamos en esta primera jornada: Hatebreed. Salieron a por todas con “Destroy Everything”, el que es con toda seguridad su mayor hit, y siguieron desbrozando Jaromer y haciendo saltar a todos sus fans. Amenizaron el show con su ‘Ball of Death’, que es ya como de la familia para sus seguidores, ya que es habitual que la lancen en sus conciertos y completaron un concierto espectacular. Hatebreed son siempre una pasada.
Foto: Hatebreed
Iban avanzando las horas y tras Hexvessel en el pequeño Octagon, llegaban Deicide para repartir tralla en el Sea Sheperd. Sin tiempo a reaccionar, Brutus, en el Obscure, con Stefanie Mannaerts como vocalista y batería al mismo tiempo, se ganaron el respeto del público con su gran actuación y buen sonido. Para las nueve y diez de la noche, ‘Zetro’ y los suyos (Exodus), con Gary Holt de vuelta tras el fin de Slayer, habían aterrizado sobre el Marshall Stage para no parar en algo más de una hora, incorporando en su setlist temazos de toda su carrera como “Blacklist” o “Bonded by Blood”, clasicazo con el que abrieron su show.
Foto: Brutus
Y para ir acabando la jornada, Motionless in White aparecían sobre el Sea Shepard con un montón de público ansioso por verles. Incluyeron muchos temas de su último álbum de 2022, “Scoring the End of the World” y Chris Cerulli, su vocalista, no paró de animar a sus fans en todo el concierto. El maquillaje blanco y las máscaras nunca faltan en esta formación que ofrece un poco de todo: temas más calmados entremezclados con otros más fiesteros. El sencillo “Reincarnate” fue el punto álgido de la noche, coreada por todos los que estaban allí.
Foto: Motionless in White
Para cerrar, quedaban los conciertos de bandas un poco más oscuras como Abbath y otras más asequibles para todos los públicos como Dark Tranquillity o Armored Saint. Un primer día muy potente dentro de un festi que acababa de comenzar. Tocaba dormir un poco para continuar con la segunda jornada.
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