Crónica: Resurrection Fest (1/4)

Ha pasado nada más y nada menos que un año desde la anterior edición del Resu y, una vez más, estamos en Viveiro para disfrutar de cuatro días de música en directo y ambientazo. Este año la previsión del tiempo era bastante buena y, aunque sabemos que aquello es Galicia y que en cualquier momento nos puede caer un chaparrón, nos importa poquito. Con un chubasquero en la mochila y las ganas de darlo todo, llegábamos a nuestro festi favorito del verano para hacer frente a una semanita muy intensa.


Y es que el Resurrection Fest, en esta decimonovena edición, la previa al veinte aniversario de 2025, nos tenía preparado un cartel repleto de bandas para todos los gustos: desde partymetal del estilo de Electric Callboy hasta cositas más melódicas como Imminence, sin olvidar clásicos de nuestra adolescencia como Sum41 o The Offspring que, en parte eran dos de los mayores incentivos de muchos de los asistentes al Resu. Pero empecemos por el principio.


DÍA 1: MIÉRCOLES 26

 

El miércoles 26, primera jornada del evento, nos pasábamos por la habitual zona de acreditaciones ubicada antes de entrar al recinto para recoger nuestras pulseras. Ya desde la apertura, el día venía potente puesto que, tras Hanabie y Ashes in the Ocean, que se solapaban a las 14:25h y eran los grupos encargados de abrir el Resu este año, llegaban Crystal Lake, que salen siempre a por todas y esta vez no iba a ser menos. Entre saltos, carreras y riffs de guitarra locos, el bolo pasó en un abrir y cerrar de ojos. Pasábamos rápidamente al Ritual Stage porque los valencianos Noctem aterrizaban sobre este escenario. Con sus caras pintadas de blanco y ese halo de misterio que siempre acompaña a estos chicos, salieron a machete para aprovechar los cuarenta minutos de los que disponían, dejándose la piel en cada uno de los temas que interpretaron.


Entre Nashville Pussy en el alejado Desert Stage, Paleface Swiss en el Main y unos Heriot y Judiciary que se solapaban a las seis y veinte de la tarde, nos plantamos en Alice Cooper, que aterrizaba en el escenario principal a eso de las siete y cuarto de la tarde. Con un montaje teatral brutalísimo, al alcance de muy pocos, el bueno de Alice fue desgranando corte tras corte del setlist haciendo un repaso a prácticamente toda su discografía. No faltaron efectos y recursos de todo tipo: su habitual guillotina, la serpiente que acompaña a Cooper en cada uno de sus shows y, en general, todo lo que completa la hora y cuarto de espectáculo infinito que monta siempre Alice Cooper, que para algo fue el pionero hace ya muchas décadas de este tipo de concierto. Genial.


 

Solence y Speed se solapaban a las ocho y media en el Ritual y Chaos stages respectivamente, y optamos por Speed, de los que nos habían hablado muy bien. Y razón no les faltaba. Venían con disco nuevo, “Only One Mode” y derrocharon energía por los cuatro costados. Si tenéis la oportunidad de verles en directo, aprovechad. Con “The First Test”, todo un temazo, se metieron a todo el Chaos en el bolsillo. Una auténtica barbaridad.



Sin casi darnos cuenta nos habíamos plantado en la hora bruja: seguidos llegarían un montón de grupos ‘grandes’ para los que no íbamos a tener casi ni tiempo de respirar. Los primeros serían Machine Head, banda que lleva ya unos meses destruyendo festivales con su espectáculo casi perfecto. Y en el Resu no fueron menos, con un sonido espectacular, un montaje de luces muy trabajado y un setlist equilibradísimo, en lo que seguramente fue, objetivamente, el mejor concierto del Resurrection Fest de 2024.



Como os decíamos, las próximas horas iban a ser un no parar, por lo que, según acabó Machine Head, nos echamos una carrerita para llegar a tiempo al Ritual y ser testigos de un pedacito de Slayer: Kerry King aterrizaba en Viveiro acompañado de unos compañeros de lujo: Mark Osegueda de Death Angel como vocalista adem y Phil Demmel en la guitarraa adem compañeros de lujo:  a tiempo al Ritual y ser testigos de un trocito de Slayer: Kerry King lás de Paul Bostaph en la batería y Phil Demmel en la guitarra. A lo largo del show, Kerry y los suyos fueron alternando temas de Slayer con otros propios del “From Hell I Rise”, disco en solitario de KK que ha visto la luz este mismo año. Estuvo genial y los fans quedaron encantadísimos. Pero, tocaba ir otra vez a todo correr hasta el Chaos Stage, ya que no queríamos perdernos bajo ningún concepto a Comeback Kid.



Aunque habían empezado ya, tuvimos tiempo para disfrutar de Comeback Kid un buen rato. Una banda que lo da todo en sus directos y que vuelve loco al público, hecho que pudimos comprobar in situ con los pogos y el crowdsurfing infernal que se produjo a lo largo del show. Lo están petando este verano en los festis en los que están tocando y no es para menos. A pesar de llevar un montón de años sobre los escenarios, siguen bordando todos sus bolos.



Y cómo no, a las doce y cuarto, llegaba lo más esperado del día uno: Sum 41. Con un Deryck al frente que parece que no envejece jamás ya que está igual que cuando empezó y era un jovenzuelo, abrieron con “Motivation” para reventar Viveiro. La gente saltó por los aires en el primer segundo y desde ese instante, el concierto fue un no parar: “The Hell Song” y “Over My Head” fueron la segunda y tercera canción respectivamente y claro, con este nivel, era imposible frenar la fiesta. Una locura de la cual disfrutamos a tope y nos hizo volver a nuestra más pura adolescencia durante hora y cuarto.



Para cerrar, pasamos un rato por unos Biohazard que estaban reventando el Chaos Stage. Sonaron brutales pero nos quedaban pocas energías. En cuanto acabaron, marchamos a descansar.



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